A muchos de nosotros nos encantan las fresas y no vemos el momento de que llegue la temporada ideal para disfrutar de esta fruta tan jugosa. Además, ¿sabías que el fresón es un fruto rico en vitaminas (especialmente Vitamina C) y también en minerales como el potasio y el calcio?
Pues aún hay más, el fresón tiene propiedades diuréticas y se considera un postre bajo en calorías, ideal para dietas de adelgazamiento. De hecho, se trata de una fruta muy versátil, ya que podemos disfrutarla de un bocado, pero además podemos integrarla en numerosas recetas de cocina como ensaladas, gazpachos, repostería, zumos ¡y mucho más!
Pero si te gustan las fresas, ya habrás notado que no todas saben igual y de eso depende la forma de cultivarlas. A continuación te indicamos algunos consejos para que puedas disfrutar de tu propia cosecha de fresones:
- Se recomienda la reproducción por estolones en otoño e invierno y por semilla a finales de verano.
- Hay que prestar mucha atención a plagas como caracoles, babosas o colémbolos, que afectan directamente al fruto.
- La mayor parte de la floración fructifica en primavera aunque podemos seguir obteniendo frutos hasta otoño, eso sí, en menor cantidad.
Pero además, la planta del fresón tiene unas necesidades específicas para un buen crecimiento:
- Ubicación preferente: lugar soleado.
- Tipo de suelo: el fresón no tolera los suelos con pH básicos o calcáreos, prefiere suelos ligeramente ácidos y fértiles.
- Necesidad de abonado: tiene una necesidad media. Es recomendable abonar a finales de invierno y, en el momento de la fructificación, realizar un abonado de soporte rico en potasio.
- Tamaño mínimo de recipiente: 3 litros.
- Espacio recomendado entre plantas: 40 cm.
Por último, debes saber que las plantas vivaces como el fresón ocupan el espacio a lo largo de todo el año y tienen tendencia a invadir el resto del huerto. Por esta razón, es preferible cultivarlas separadas en un rincón del jardín o una maceta exclusiva para fresones.