Seguro que normalmente no falta un calabacín en tu nevera, y es que se trata de una hortaliza muy versátil y fácil de manipular en nuestras recetas. Además es una verdura de fácil digestión y diurética, debido a su alto contenido en agua y fibras. El calabacín contiene también algunos nutrientes como vitamina C, flavonoides y minerales como el potasio, el hierro y el zinc.
A continuación te indicamos los aspectos que deberás tener en cuenta a la hora de cultivarlos:
- Sembrar en primavera para evitar el riesgo de heladas. Se puede sembrar tanto en semillero como directamente en el huerto.
- Trasplantar a los 30 días con mucho cuidado para no dañar las raíces.
- Es una planta muy exigente en abonado, riego y sensible a plagas como el oídio y los pulgones.
- El crecimiento del fruto del calabacín es extremadamente rápido en verano y deberemos pasar a recolectar casi a diario para evitar cosechar frutos demasiado grandes y fibrosos.
En cuanto a sus necesidades específicas:
- Ubicación preferente: zonas soleadas.
- Tipo de suelo: suelos bien drenados y fértiles.
- Necesidad de abonado: planta muy exigente en cuanto a aportes nutritivos. Requerirá un abonado de fondo inicial y un segundo abonado de soporte durante la época de producción de frutos.
- Tamaño mínimo de recipiente: 30 litros.
- Espacio recomendado entre plantas: 60cm.
Un aspecto que pocos conocen es que los calabacines tienen flores macho y flores hembra que requieren de la polinización por los insectos para producir frutos. Para asegurar una buena polinización deberemos cultivar al menos 3 plantas de calabacín, lo cual permitirá asegurar la presencia de alguna flor macho en todo momento, además de disponer de plantas aromáticas que atraigan a los insectos polinizadores a nuestro huerto.